Las emociones son esenciales para entendernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.
Escucharlas y conectarnos con nuestras sensaciones nos permite tomar decisiones más acertadas.
Para ello, es crucial dedicar tiempo a observar nuestras emociones y sensaciones, lo que nos permite entender cómo reaccionamos ante ellas. Además, nuestras emociones nos guían hacia acciones específicas para satisfacer nuestras necesidades.
La rabia nos impulsa a pelear, la tristeza a buscar consuelo y la culpa a mejorar nuestro funcionamiento.
Es crucial comprender que las emociones fluyen y no pueden ser contenidas permanentemente. Intentar controlarlas constantemente agota nuestra energía emocional y tarde o temprano, este control se romperá, especialmente cuando enfrentamos situaciones que superan nuestra capacidad de contención.
Las emociones tienden a mezclarse, creando un paisaje emocional complejo.
Aceptar esta mezcla nos permite funcionar mejor en situaciones complejas. Sin embargo, a menudo tratamos de controlar o rechazar ciertas emociones, lo que bloquea su procesamiento y puede llevar a problemas emocionales.
El diálogo interno juega un papel fundamental en la regulación emocional.
Lo que nos decimos a nosotros mismos puede amplificar o reducir nuestras emociones. Por ejemplo, repetirnos frases como “no soporto sentir esto” intensifica nuestras emociones. Por otro lado, cambiar este diálogo interno puede ser una herramienta poderosa para regular nuestras emociones.
Darnos permiso para sentir es esencial.
A menudo, nos censuramos por experiencias pasadas o creencias arraigadas. Esto nos lleva a acumular emociones no expresadas o a direccionarlas hacia nosotros mismos de manera negativa. Es crucial permitirnos experimentar nuestras emociones y expresarlas de manera saludable.
Es esencial reconocer que las emociones no compiten entre sí. Tratar de evitar una emoción bloquea su procesamiento y puede llevar a su persistencia. Aceptar y procesar todas las emociones, incluso si parecen contradictorias, nos ayuda a comprender la complejidad de las situaciones.
Espero que este enfoque integral sobre las emociones y su regulación os pueda ayudar a manejar mejor algunas situaciones y a tomar decisiones de forma más consciente.
¡Os envío un abrazo!
Ana Isabel abad Salazar
Colegiada M-38906.
Psicóloga en Capital.