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Laura González Adsuara nos habla en el siguiente artículo sobre “El complejo de Salvador”

¿Lo conocías? Los psicólogos lo tenemos muy en cuenta y a ti seguro que también te interesa.

 

Las personas somos seres sociales y por tanto siempre buscamos el tener trato con gente, y le damos importancia a lo que el resto piense de nosotros llevándonos a actuar de cierta forma para sentir aprobación y aceptación. Uno de los comportamientos que suelen obtener un mayor reconocimiento desde el punto de vista social es ayudar a otras personas. Por lo general, el ser altruista es una cualidad muy positiva, podemos utilizar nuestros conocimientos y experiencias para ayudar a otras personas, pero ¿esto puede llegar a convertirse en un problema? ¿Qué ocurre cuando una persona prioriza el auxiliar a otra por delante de sus necesidades?

Para poder dar respuesta a estas preguntas es necesario introducir un concepto psicológico denominado “Complejo de salvador”. Esta condición recoge a todas aquellas personas que van más allá de lo normativo focalizándose en exceso en solucionar los problemas de la gente de su entorno hasta el punto de llegar incluso a ponerse en riesgo así mismos si de esta manera ayudan a otra persona. Este comportamiento, que en un primer momento aparece como una respuesta socialmente adecuada, se acaba convirtiendo en una necesidad.
Los ámbitos en los que se suele observar este complejo son muy diversos, laboral, familiar… pero en los que mejor se puede apreciar son los de relaciones íntimas bien sean amorosas o de amistad. Por lo general se crea un patrón en este tipo de relaciones en el que la persona con este complejo suele verse atraída por otra persona que está envuelta en problemas de cualquier tipo y se vuelca para intentar ayudarla. Este tipo de rol acaba creando una dinámica dependiente ya que, la persona con el complejo siente que necesita ayudar a la otra para sentirse mejor, o para dar sentido a su vida, y la otra parte de la pareja acaba pensando que sin esa persona no será capaz de abordar los problemas de su vida. El problema es que esta dinámica no mejora si no todo lo contrario puesto que el salvador, al observar que gracias a él la otra persona mejora, va a experimentar una gratificación que deriva en un aumento inconsciente de esa necesidad.

El perfil del salvador se caracteriza por una imagen superior de sí mismos que, al poseer capacidades que otros no, deben volcarse en otros para poder ayudarles. Este tipo de respuestas podrían estar relacionadas con un bajo autoconcepto de sí mismos o incluso con una alta necesidad de superación que le lleva a idealizar una versión de sí mismos imposible de alcanzar y por eso se vuelcan en exceso y se crea esta necesidad. Estos rasgos podrían explicarse por un estilo de crianza estricto, incluso por un apego evitativo ya que que, como definió Bowlby, estas personas acaban construyendo una “autosuficiencia compulsiva” que los lleva a sobreestimar su propia valía para evitar sentirse solos y no recurrir a esa búsqueda de apoyo, en este caso, ellos serían el apoyo de otros.

La pregunta más importante una vez se estén identificando alguna de estas características es ¿Y cómo trabajo con una persona con complejo de salvador? Antes de nada, hay que adentrarse en el área más emocional, orientando sus objetivos principales hacia ser feliz y conseguir identificar cosas en su día a día que haga para sí mismo y que obtenga gratificación en ello, centrando la importancia en cubrir sus propias necesidades antes que las del resto. Una vez que conseguimos objetivos tanto a corto como a largo plazo cuya única finalidad esté dirigida a esa persona en particular y no implique a nadie más, se empezará a trabajar en la asertividad, comportamiento del que seguramente también carezca. Además, es importante que esa persona establezca límites que debe tener muy presentes al relacionarse con otras personas, por ejemplo, no convertir los problemas de otros en propios o no forzarse hasta el límite e intentar dar más de lo que puede simplemente por sentir que “debe”. Esta distinción entre “deber” y “querer” va a ser clave a la hora de trabajar con ellos ya que muchas veces no diferencian estos conceptos. Para poner en práctica todas estas vías de tratamiento es primordial que la persona antes realice un trabajo intenso de autoconcepto y autoconocimiento siendo totalmente sincero consigo mismo ya que, el primer paso siempre para cambiar es querer hacerlo, y si esa persona no siente que esto está interfiriendo de manera significativa en su vida, no trabajará para conseguir este cambio con lo cual cualquier tipo de ayuda será en vano.

Laura González Adsuara.

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