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Nadie duda de que la salud mental es un tema a la orden del día. Se habla en los medios de comunicación, en redes sociales, en reuniones familiares, en los bares, en las calles… Sin embargo, muchas personas no saben en qué consiste ir al psicólogo o qué se puede trabajar en una consulta de psicología, ni cuándo dar ese paso.

La primera cuestión, en qué consiste ir al psicólogo se podría resumir como un proceso con varias fases. Unaprimera fase de evaluación, donde el profesional te realiza una entrevista y si lo considera oportuno, te aplica algún otro tipo de prueba (como cuestionarios, dibujos…), la cual permitirá ver qué áreas o comportamientos son posibles objetos de intervención. Tras ello, se acuerda entre paciente y profesional, qué se va a trabajar en conjunto. Y a medida que avance la terapia se iránaplicando técnicas y el paciente desarrollará las herramientas necesarias para ir cumpliendo con los objetivos propuestos. Aunque cabe destacar que no es un proceso lineal, sino todo lo contrario, este proceso es un continuo de evaluación y planteamiento de nuevos retos, adaptándose a la historia del paciente y a su realidad actual(continuo, que no infinito).

Respecto a qué se puede trabajar en una consulta de psicología, encontramos una amplia gama de áreas o problemáticas donde encontrar posibles focos de intervención. Algunos ejemplos que encontramos en consulta en el día a día son:

Problemas de sueño (insomnio, pesadillas…)

  • Problemas de pareja (infidelidad, distanciamiento, falta de confianza o problemas en la comunicación)
  • Problemas con la sexualidad (orientación sexual, identidad sexual, disfunciones sexuales…)
  • Problemas de alimentación (atracones, miedo a comer, compensaciones…)
  • Problemas de autoestima (imagen corporal, autocuidado…)
  • Problemas de regulación emocional (identificación, aceptación y estrategias) por ejemplo, si tienes episodios de descontrol emocional, como enfados agresivos
  • Problemas de interacción social (habilidades sociales, timidez…)
  • En el trabajo o ámbito educativo
  • Trastornos del neurodesarrollo (TDAH, TEA, problemas de aprendizaje, de atención…)
  • Sentirse muy triste, deprimido o desanimado, sin ganas de hacer nada e incluso sin ganas de vivir
  • Sentimientos de soledad y desesperanza
  • Sentirse ansioso, dar muchas vueltas a las cosas, no poder parar de pensar en ciertos temas
  • Fobias (a la sangre, a los perros…), trastorno obsesivo compulsivo, trastornos de personalidad, traumas y otras patologías
  • Casos de dolor crónico o enfermedades como cáncer, diabetes… que repercutan en tu bienestar psicológico
  • Por crecimiento personal, simplemente para conocerte mejor

Y, por último, quedaría abordar la última cuestión, cuándo pedir ayuda a un profesional de la Psicología. Para lo cualno hay una fórmula mágica. Por ejemplo, podemos tomar esta decisión cuando sabemos que algo está mal pero no sabemos qué, cuando sentimos que estamos en una mala racha y nada mejora, cuando no somos capaces de disfrutar de la vida o nuestras emociones interfieren en nuestro día a día. Pero también podemos acudir cuando nos encontremos bien y queramos profundizar en nuestra personalidad, conocernos más o queramos desarrollar nuevas formas de actuar o pensar.

Es difícil resumir todos los motivos, técnicas y “cuándos”, ya que hay tantos como personas. Y ciertamente todos ellos tienen cabida en el marco de la terapia psicológica, y todas las personas son susceptibles de beneficiarse de esta disciplina.

 

Sofía Mateo Cáceres.

Alumna de la UNIR,

cursando sus prácticas habilitantes del Máster de Psicología General Sanitaria.

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