Skip to main content

Estás metido en unas tareas  que están a medio terminar y se encuentra en la esquina de tu escritorio “muerto de risa”.

Todo lo que te queda por hacer te machaca todos los días de que tiene que avanzar pero aún sabiéndolo hay algo dentro de ti que te bloquea y no puedes.

Lo dejas un día y otro, pero otro más hasta que un día te dan el subidón, te pones, parece como que te relajas y te vuelves a meter en el bucle de antes, otra vez sin avanzar.

Cuando quedan pocos días para la fecha límite hay un motor dentro de ti que se activa para afrontarlas pero en tu cabeza se repite: “no te da tiempo” “no lo conseguirás” “te tenías que haber puesto antes”.

¿Qué nos está pasando?

Te estremeces con solo mirar tus tareas atascadas para hoy y durante la semana.

Y todo lo que puede pasar es que simplemente NO ESTÁS MOTIVADO.

¿HACES COSAS SIN MOTIVACIÓN? AQUÍ LA SOLUCIÓN

Si crees que la razón por la que no estás persiguiendo los sueños que tú mismo te has propuesto o no te dejás la piel por algo que quieres, o  abordando ese proyecto tan deseado, quieres responder correos electrónicos o necesitas prepararte para la reunión; es más complicado de lo que parece porque uno de los descubrimientos más importantes en la ciencia de la motivación es este: siempre estás motivado. Sorprendente ¿Verdad?. El problema no es si estás motivado o no lo estás, el problema radica en la razón por la que NO estás motivado, no en la motivación en sí. Parece complicado pero te invitamos a descubrirlo:

Pregúntate

¿Te estás abrumado y no sabes cómo proceder en un trabajo o improvisto?

¿No encuentras valor o significado en lo que haces?

¿Te sientes resentido?

¿Qué pienso de mí? ¿Hay algo ahí dentro que piensa que no es capaz?

¿Temeroso de las consecuencias si no lo hago? 

¿Me preocupa decepcionar a alguien más o mí mismo?

¿Hago el trabajo por evitar la culpa o la vergüenza?

¿Estoy asumiendo esto para impresionar a alguien más?

Si has respondido afirmativamente a alguna de estas preguntas, su motivación no es óptima.

La motivación llamada “falsa motivación” es como la comida basura, quita el hambre pero no alimenta. Piensa en lo que sucede cuando tienes poca energía y optas por la solución rápida: una barra de chocolate, una bebida energética…  tu nivel de azúcar en sangre se dispara y luego cae en picado. Esas cosas saben muy bien al principio, pero no le hacen nada bueno al cuerpo sobretodo a largo plazo. 

Cuando tu motivación se basa en una razón que hay oculta, que no se ve a simple vista pero es la que marca el motor de movimiento, por ejemplo, la razón no es “aprobar el examen” si no “probar que soy válido”  entonces el desinterés, la imposición de no fallar en el objetivo se traducirá en falta de energía, poca vitalidad, sensación no plena de bienestar  necesarias para lograr tus objetivos. 

Las investigaciones demuestran que incluso si logran un objetivo mientras está motivado por razones “inconscientes” o lo que los expertos llaman “Subóptimas”, muy por debajo de lo óptimo, es poco probable que se mantenga un esfuerzo mantenido en el tiempo.

Los tres nutrientes 100% orgánicos de la motivación son: autonomía, relación y competencia. No hay más.

Cuando falta una o más de estas necesidades psicológicas, simplemente no tiene la energía que necesita para hacer las cosas. Tratar de funcionar sin una motivación saludable afecta su salud física y mental, la creatividad y la innovación, la productividad y el rendimiento, incluso su compromiso y pasión por el trabajo. No es de extrañar que pospongas las cosas, te detengas o no te levantes de la cama por la mañana.

El primer paso es reconocer y admitir el tipo de motivación que tienes. En el siguiente post cast te enseñaremos cómo cambiarla a una motivación autónoma, con una relación sana entre tú y el objetivo y conociendo tus competencias verdaderas.

Cuanto más consciente sea, más oportunidades tendrá de cambiar a una perspectiva de motivación óptima. 

La motivación es una habilidad. Puedes aprender a experimentar una motivación de alta calidad en cualquier momento y lugar que elijas.

Entonces, ¿cuál es su motivación actual para que el proyecto languidezca en la esquina de su escritorio, por qué te muestras impasivo cuando ves una cantidad de tareas que quedan por hacer? Identificar la razón puede ser todo lo que se necesita para dejar de lado la motivación subóptima y abrazar una razón más óptima basada en sus valores, sentido de propósito y significado. Se requiere, eso sí, un alto nivel de introspección que os animamos a que descubráis aquí en breve.

Psicólogos en Madrid Capital