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El Miedo Infantil

El cuerpo habla

Cuánto miedo tienes.

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¿El miedo que tiene mi hijo es normal?

Los miedos son un mecanismos adaptativos en la infancia que nos preparan para consolidar nuestra personalidad y enfrentarnos de manera eficaz. Cada etapa evolutiva tiene su miedo correspondiente.  El problema viene cuando se pasa de etapa sin haber superado su miedo asociado. Si queréis saber si el miedo de vuestro hijo es normal o debería de ser tratado fijaros en la siguiente tabla orientativa:

De 0 a 6 meses

Miedo a la sujeción y a los ruidos fuertes

De 6 meses a 6 años

Miedo a la separación de los padres o a sus figuras de apego. Miedo a todo lo que lo extraño. Rechazo de lo “no conocido”.

De 6 años a 11 años

Miedo a la oscuridad, a monstruos y a fantasma… a seres sobrenaturales, a que les secuestren. Miedo a quedarse solos. A heridas o daños físico. Al dolor

De 11 a 14 años

Temas escolares, amistades, muerte 

De 12 a 17 años

Temas escolares, amistades, enfermedades, autoimagen

De 17 años en adelante

Temas económicos, trabajo, pareja, salud familiar

Según hemos visto en la tabla miedos cambian a lo largo de la infancia. Por ejemplo, el recién nacido teme al sustento o al apoyo físico; así como los ruidos fuertes. Cuando crecen  y pueden hablar y moverse sin problema aparecen otros como el miedo a la separación de los padres, o a las sensaciones de vértigo que pueda experimentar en un parque de atracciones. 

Hacia los siete años tiene miedo a quedarse solos, que los padres puedan sufrir algún daño o a los seres mundanos. Cerca de la pubertad empiezan a tener miedos y ansiedades por sus obligaciones y responsabilidades, como el miedo acudir a clase o suspender un importante examen.

El miedo de la separación de la figura de apego es un miedo que se produce en la infancia temprana que puede derivar a una angustia por separación (afectando incluso en la edad adulta y dar lugar a otros síntomas como es la dependencia emocional).

Un niño con 12 años con miedo a la oscuridad presenta un miedo desadaptivos ya que ese miedo debería haberse resuelto sobre los 8 años. En miedos no funcionales se aconseja tratarlo para garantizar un estado emocional saludable en su vida adulta.

Algunos de esos miedos que deberían tener una observación especial son: preocupación excesiva a que su familia sea dañada o desaparezca, miedo excesivo a la oscuridad, miedo al atragantamiento o falta de respiración, miedo a estar solos, miedo a que los amigos se enfaden.

Sobre el miedo infantil…

Los temores van cambiando según la etapa del niño. Aunque la vivencia es desagradable, son mecanismos de adaptación al mundo en el que viven.   Cuando un miedo no evoluciona a la siguiente etapa es cuando se puede decir que el niño sufre un miedo patológico en la infancia.

Ante esta situación, los padres pueden sentirse angustiados de no poder ayudarles e intentan que ese miedo desaparezca y, sin darse cuenta, al prestar excesiva atención , lo están retroalimentando. En otras ocasiones, lo padres intentan no hablar ni tratar ese miedo que el niño, aún sintiéndolo, lo reprime, por lo que se vuelve más intenso y perjudicial.

La actitud en general de los padres, así como el manejo de información, es vital para que el hijo supere ese miedo concreto.

¿Por qué los niños tienen estos miedos?

Los miedos no funcionales o miedos tratable se desarrollan porque no han evolucionado a la siguiente etapa. Las causas pueden ser diversas: represión de emociones, manejo inadecuado de los padres, llamada de atención, inmadurez en su desarrollo, aprendizaje de modelos adultos. Lo importante es saber que los miedos en los niños es una de los problemas más fáciles de tratar.

Puede ser heredado o puede ser producto de la propia inmadurez del niño, también hay evidencias que podría ser consecuencia de exposición a experiencias tempranas incluso en el periodo prenatal. Se asocia bebés nacidos antes de los 9 meses con una predisposición a sufrir TDA, incluso problemas en el parto también correlaciona con tendencia a padecer este cuadro.

¿Cómo superar los miedos ?

Es fundamental realizar un estudio, explorar el entorno del niño, los hábitos de sus cuidadores, las posibles experiencias traumáticas del niño. Es corriente que los hijos de padres con tendencia a ser miedosos, también lo sean.

Atendiendo a la edad del niño, también se le dotará de unos recursos adecuados, que le faciliten una seguridad y un sentimiento de control crucial para la desaparición del miedo. Lo adecuado es un trabajo conjunto con la familia, el menor y el terapeuta.

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